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Escuchar Parte II.

¿Cuántas guerras, separaciones de pareja, drogadicción, alcoholismo, violencia intrafamiliar, homicidios, tristezas, frustraciones, suicidios, accidentes, quiebres empresariales, cesantía, etc…hubiesen podido evitarse, si hubiésemos en un determinado momento haber sido capaces de escuchar? Una gran cantidad de sufrimiento ha generado esta “no escucha”, si es para no creerlo, ¿Se recuerda Ud. si alguna vez alguien se indignó con Ud. y decidió no depositarle más su confianza por notar que Ud. no lo escucho? y que cuando trató de justificarse, el asunto empeoró y escuchó de forma no muy grata, ¡¡Para qué, Si tu no escuchas!! ¿O le declaran incompetente en su trabajo por no hacer lo que le piden?. Le parecen conocidas estas expresiones, interesante, ¿verdad?.


El no escuchar a alguien es delicado, Ud. sin quererlo genera en su interlocutor desconfianza, lo ilegítima como persona, genera resentimiento, genera desmotivación, y lo hace sentir persona no importante, le aseguro que si es un subordinado suyo en el trabajo, está construyendo las bases para proyectos que no terminarán bien.


Cuando habla Ud. desde el respeto, sabiendo ponerse en el lugar del otro, involucrándose y dando importancia a las palabras que salen de la boca de su interlocutor, si lo acoge haciéndolo sentirse importante y demostrando con su gestualidad, sus palabras que lo está escuchando, el escenario para esa persona cambia radicalmente, lo motivará, lo hará feliz, se sentirá importante, lo entusiasmará tanto que hará por Ud. más cosas que aquellas que le solicite, será pro-activo, autónomo, tendrá iniciativa, será colaborador y le devolverá este simple gesto del “saberlo escuchar” con creces.


Cuando hablamos de escuchar, no solo me refiero a interpretar los sonidos con volumen que llegan a nuestros oídos, debemos aprender además a escuchar el sonido del silencio, hay muchos seres que se expresan desde la calma, a través de su rostro, su mirada, sus gestos, sus sonrisas, la forma en que respiran, a través de lo antes citado también nos están hablando, ese lenguaje también hay que saberlo escuchar. Si aspiro a trabajar con personas y tener buenas relaciones con mi entorno , debo ser capaz de escuchar la gestualidad, las emociones, si tal como digo, debo ser capaz de escuchar al otro, no a través de las palabras solamente, sino de su estructura corporal, a través de esta me puede comunicar que esta triste, que nos necesita, que requiere que tomemos la iniciativa, los seres humanos somos criaturas tan bellas, tan especiales, dotadas de tantas formas de expresarnos, que cuando logramos detectar en segundos lo que el otro expresa en el silencio, se produce un acto mágico fascinante, extraordinario, podemos decir “..Yo puedo servir, colaborar, inspirar…con solo haber logrado una de tantas competencias, mejorar mi escucha…” Me siento pleno.


No olviden nunca mis queridos lectores, que al primer ser que deben escuchar y atender es a Uds. mismos, porque es innegable que conversamos mucho con nosotros cuando nos desplazamos en la calle, en el bus, en un parque, en todo momento cuando transitamos de un lugar a otro, inevitablemente comenzamos a conversarnos nuestro acontecer, lo que debo hacer, lo que no hice, lo que pienso de mí, mis pendientes, lo que pensamos de nuestras vidas, de nuestro trabajo. Les recomiendo humildemente que eduquen su escuchar, que el feed-back que se den de Uds, mismos, sea positivo, amoroso, motivador, porque de verdad, si es a nosotros mismos que nos conversamos, debemos tratarnos bien, aceptarnos con nuestras imperfecciones, conversémonos historias hermosas, que recordarlas nos hagan bien, historias que nos permitan evolucionar espiritualmente, estabilizarnos emocionalmente, solo así estaremos preparados para escuchar al otro.


Los invito a estar en constante estado de apertura, tengan siempre presente que muchos de nuestros clientes, interlocutores varios, nos hablarán estando callados, sepamos escucharlos, muchas veces nos veremos enfrentados a ser nosotros los que respondamos inquietudes y dudas de nuestro cliente, dudas e inquietudes que quizás jamás emitió por su boca, será nuestra misión completarle sus conversaciones. Estemos atentos entones, a educar nuestra “atención”, nuestra capacidad de escucha y no olviden nunca.


“Una conversación es totalmente improductiva si No lo escuchan, recuerde siempre que quien valida este bello acto comunicacional no es quién habla” CA.




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