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Escuchar Parte I.

Actualizado: 20 ago 2022


Hola mis amigos, les regaló otra reflexión que brotó de lo profundo de mi ser, mi deseo es que nos mantengamos despiertos y atentos a la hermosura del con-vivir:




Hola mis amigos, les regaló otra reflexión que brotó de lo profundo de mi ser, mi deseo es que nos mantengamos despiertos y atentos a la hermosura del con-vivir:


Una de las habilidades que debe practicar e internalizar un Facilitador es la “escucha”, pues como se nos enseño en alguna oportunidad de nuestra formación, habitamos y nos desenvolvemos en espacios donde no estamos conscientes del valor que tiene esta competencia, y esto nos sucede en los ejercicios conversacionales diarios que realizamos.


Cuando converso con un otro, el pilar fundamental que sostiene la conversación es la persona que escucha, no el que habla, nos beneficiamos en nada cuando hablamos y hablamos, utilizamos bellas palabras, profundas, bien estructuradas, si es que nuestro interlocutor no nos está escuchando, el tiempo invertido en esa conversación vale cero, con lo cual automáticamente se convierte en un monólogo, lo que nos frustra, nos hace sentimos ilegitimados y se afecta nuestra confianza.


Como es sabido escuchar no es lo mismo que oír, el oír es puramente biológico, escuchar es una competencia interpretativa, debo decodificar lo que mi interlocutor me transmite, lo que realmente me quiere decir y debo dejar lo escuchado limpio de posibles distorsiones y ruido que yo puedo aportar inconscientemente a lo escuchado.


Para escuchar son importantes valores como la empatía y la humildad, si internalizamos algunos recursos para potenciar la escucha, como saber leer la expresión corporal del que habla, estar consciente del estado emocional desde el cual se comunica, poder notar el ritmo de su respiración, bienvenido. Debemos trabajar para ser capaz de mirar a través de los ojos de nuestro interlocutor, recuerden por ello que generalmente debemos mirar a los ojos del otro mientras escuchamos, digo generalmente y no siempre, pues hay culturas en que esto es mal visto.


Tengan siempre presente la frase “dime lo que hablas y te diré quién eres”, que hermosa experiencia de conocer a un otro a través de su decir, pero para ello debo estar disponible 100% para él, de tal forma de estar presente tal como me gustaría que hicieran conmigo cuando tengo que comunicar algo que considero importante para mí, que grato es sentirse escuchado, es una manera de sentirse valorado, dignificado e importante para quién me escucha.


Muchas veces se tiende a creer que la comunicación entre personas, es similar a como lo hace un dispositivo emisor y otro receptor en las telecomunicaciones. En esta comunicación no hay problemas, bien calibrada está libre de distorsión, el emisor y el receptor utilizan el mismo protocolo y codifican, decodifican sin problemas lo transmitido. Las personas cuando decodificamos algo que se nos dice, generalmente lo teñimos de nuestras experiencias previas, de nuestra historia de vida, de nuestra edad biológica, de nuestro estado emocional. Luego, este ejercicio del escuchar no es tan simple como parece, es mucho más complejo.


De allí la responsabilidad de quién comunica de asegurarse que el mensaje a transmitir sea bien interpretado, para darlo por recibido, no basta con comunicar solamente, esto es lo que sucede habitualmente en nuestras relaciones diarias. Como hacerlo, simple, solicitarle al receptor que repita lo que entendió de lo que se le conversó, con eso minimizamos el riesgo de ser malinterpretados, librarnos de malos entendidos y muchas veces ser juzgados de manera injusta por haber hecho lo no pedido, por compromisos no cumplidos con terceros y lo más difícil, como hacer para reparar la brecha de desconfianza generada.


Cada rincón del planeta, está repleto de lenguaje y por ende de la responsabilidad tremenda de saber escuchar, las familias, las empresas, las amistades, los hijos, las diversas comunidades, estas forman verdaderas telarañas conversacionales, estas conversaciones son el pegamento entre quienes dialogan, una red se debilita cuando el proceso de comunicación entre dos partes no fluye, se distorsiona, cuando hay mucho ruido. La calidad de las conversaciones que tienen las personas, incide directamente en el éxito de las relaciones que ellas sustentan, sea en la empresa, la familia, los amigos. Cuando la calidad de las conversaciones es baja, cuando no hay entendimiento por un mal escuchar, el fracaso está casi asegurado.

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